Desde la Fundación Ava queremos hablaros de aquellos trastornos que no se ven, aquellos de origen neurológico que puede tener una persona y dificultan su calidad de vida, pero que de entrada resultan difíciles de ver si no se conocen.
Cuando vemos a un niño en silla de ruedas tendemos a ayudarle, abrirle la puerta, recoger un objeto que se ha caído, etc. Ocurre lo mismo con aquellos niños que tienen algún síndrome con consecuencias físicas, vemos que tiene algo “distinto” y procuramos ayudarle. Pero, ¿qué ocurre cuando vemos a un niño con un aspecto sano, que ríe y juega, y sin saber porqué se comporta de forma inusual?
Hay niños o adultos con alteraciones en su pensamiento, en el control de sus emociones o en su conducta que tienen enormes dificultades a la hora de afrontar cualquier actividad de la vida diaria tales como vestirse, comer, relacionarse, leer…. A algunas personas con alteraciones neurológicas, incluidos los niños, les cuesta centrar su atención, organizarse y dar prioridades para resolver un problema cotidiano o comportarse según “lo establecido”. En ocasiones estas dificultades son extremas, a pesar de la aparente normalidad.
Muchas familias se enfrentan a una doble dificultad. La principal: apoyar en todo lo posible a su hijo y hacer que sea lo más autónomo posible. Por otro lado, frecuentemente conviven con una dificultad social añadida. Al no ser visibles las dificultades que tiene su hijo les llaman la atención o achacan a su capacidad como padres las alteraciones que son de origen neurológico, no son un capricho.
Cada persona es diferente, todas con infinitas capacidades que les distinguen. Es una prioridad conocer qué capacidades tiene la persona con un trastorno neurológico. De esta forma, partiendo de lo que puede, de lo que sabe, lo que le motiva, se llegan a trabajar o compensar sus dificultades. Es fundamental que el entorno conozca que la persona con este tipo de trastornos no elige comportarse de forma “distinta”. Un entorno que le facilite, le aliente a superarse y le aporte positividad siempre le ayudará a avanzar y sumar.
Hay disfunciones “invisibles” de distintos tipos:
El cerebro continúa siendo el órgano más desconocido, cuanto más se investiga sobre él más nos damos cuenta de lo que aún queda por saber y avanzar a nivel terapéutico. Aunque también es aquel con mayor potencial para desarrollarse. Aquellas alteraciones que condicionen su funcionamiento tienen serias repercusiones para la vida de una persona. Muchas se pueden compensar, es decir, llegar la persona puede llegar a una meta por otras vías.
Tenemos que decir que hay niños que no pueden hablar y un sistema alternativo de comunicación les permite hacerlo, por otra vía. Otros necesitan conocer los pasos para resolver una actividad cotidiana, con un apoyo externo lo logran. Algunos necesitan aprender explícitamente a relacionarse, con un entorno que lo posibilite podrán hacerlo. En cada área se debe valorar qué recursos aportar a cada niño.
Al salir a la calle hay muchas personas. Unas son jóvenes, otras adultas, de distintas etnias, con intereses distintos. Pero todas tienen en común CAPACIDAD. Al igual que las personas con “dis”- CAPACIDAD. Desde la Fundación Ava queremos hacer visibles aquellos trastornos de origen neurológico que muchas veces resultan “invisibles”, favoreciendo la concienciación y apoyo a las personas que no los han elegido y que vemos superarse cada día.
Paloma Cuadrado Gamarra
Directora Fundación Luchadores Ava. Neuropsicólogo.